Contaduría Pública

Responsabilidad social y lo mínimo indispensable C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas Socio Director de Salles Sainz-Grant Thornton en Guadalajara mario.rizo@mx.gt.com Obtener respeto a costa de otros es una falta de respeto. Muhammad Tariq Majeed Jeffrey Jorgensen fue un muchacho brillante. Cuando todavía era un niño pudo amañar una alarma para evitar que sus hermanos entraran a su habitación. Y ese ingenio fue demostrado cuando se graduó como el mejor promedio de su generación en la preparatoria y, años más tarde, también en la aclamada Universidad de Princeton. Poco tiempo después, en 1993, al enterarse del increíblemente acelerado crecimiento de Internet, invirtió en crear su propia librería electrónica en la red informática mundial. El resto de la historia es posible que la conozcas. Por cierto, Jeffrey fue adoptado por Miguel Bezos… de ahí viene su apellido. A junio de 2022, la revista Forbes estima el valor neto de Jeff Bezos en alrededor de 135 mil millones de dólares. ¿Qué sigue para el multimillonario? Parece que sus ambiciones están fuera de este planeta, literalmente. Además, Bezos ha hecho donaciones millonarias a diversas causas incluyendo fondos para la educación, investigación para el tratamiento de cáncer, protección legal para periodistas y para hijos de inmigrantes, así como esfuerzos para combatir el cambio climático. Por otro lado, Amazon ha creado un estándar para la industria casi imposible de igualar, gracias a la eficiencia de su servicio. Puedes recibir casi cualquier cosa en uno o dos días en la puerta de tu casa. Este es un servicio maravilloso para los clientes. ¿Hay algo que este hombre no haga bien? Pudiera parecer que las aportaciones que Bezos ha logrado por medio de sus empresas y filantropía lo convertirían en una especie de héroe contemporáneo. Lamentablemente, la historia no termina ahí, también tiene su lado oscuro: ha habido innumerables reportes de empleados de Amazon e investigaciones sobre los mismos, como lo reporta Forbes, que enlistan condiciones laborales deplorables, salarios muy bajos y una fuerte campaña propagandística anti-sindicatos, incluyendo despidos injustificados. Además, Jeff Bezos es el único de las cinco personas más ricas del mundo que no ha firmado la iniciativa “Giving Pledge”, destinada a que los más grandes multimillonarios donen la mayor parte de sus riquezas. Elon Musk tiene una historia similar. Tesla, su empresa icónica, pretende situarse como el futuro de la movilidad y las energías renovables. Además, Musk sí firmó la iniciativa “Giving Pledge”, y ha declarado que daría al menos la mitad de su fortuna a la caridad. No obstante, la persona más rica del planeta también ha sido acusada de oponerse a la organización de sindicatos en fábricas Tesla, e incluso a “retarlos” a intentarlo, de acuerdo con este artículo de NPR, a pesar de que se han demostrado sus pobres condiciones laborales y salariales, e incluso delicadas violaciones de seguridad en las fábricas. Estas son dos de las empresas más rentables del mundo, que presumen del gran impacto positivo que han tenido en el planeta, y aun así no parece que sus líderes estén muy interesados en resolver lo básico: mejorar las condiciones laborales y las prestaciones de sus empleados. Pareciera que la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), practicada por los negocios de estos magnates, fuera “de dientes para afuera”. Hay serias faltas que deberían ser atendidas y que siguen sin resolverse hasta este día. Y, aunque a veces pudiéramos perderlo de vista, no hay dinero o propósito externo que valga más que el trato digno a sus empleados. La RSE es la contribución al desarrollo humano sustentable y sostenible, por medio del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de estos, hacia la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital social y la calidad de vida de toda la comunidad. Hemos hablado de personas con sumas inconcebibles de dinero, con empresas grandísimas; Amazon tiene mil 300 millones de empleados en el mundo. Sin embargo, compañías con 60 o cuatro empleados, incluso emprendimientos individuales, necesitan asegurar que antes de toda ganancia están las prácticas básicas éticas, lo que llamo “lo mínimo indispensable”. Antes de pensar en grandes acciones de responsabilidad social, todas las empresas deberían revisar si cumplen con estas nueve condiciones: 1. A veces pareciera mentira tener que recordarlo, pero los empleados son personas y, por lo tanto, merecen salarios y condiciones dignas. Pagar lo justo y otorgar las prestaciones de ley no es un lujo, sino lo mínimo indispensable. 2. Tratar con respeto a tus proveedores, significa abstenerse de aplicar términos de pago draconianos o negociaciones ventajosas que ahogan a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMES). 3. Servir a la sociedad con productos útiles y en condiciones justas. Mejora de los productos y/o procesos de producción, lo que resulta en una mayor satisfacción y lealtad del cliente. 4. Llevar el control de los impuestos y pagarlos completos y a tiempo. No solo es la única vía honesta, sino que le ahorrará problemas a la empresa en el largo plazo. 5. Evitar a toda costa caer en actos de corrupción o “maquillar” información financiera para obtener beneficios adicionales, por ejemplo, créditos bancarios o disminuir la PTU. 6. Eliminar cualquier tipo de discriminación laboral. No importa quiénes sean tus empleados o candidatos, juzga su trabajo, no su género, vestimenta, raza, orientación sexual, discapacidad, etc. Una gran manera de ser responsable socialmente de las personas es asegurarse de que exista igualdad de condiciones en términos de ambiente laboral, salario, aumentos y promociones. 7. Respetar su ética y valores. Los valores de una empresa son el conjunto de principios y creencias que le sirven de guía para alcanzar su visión y objetivos. Un modo de ver y entender los valores es con una serie de parámetros que el Consejo y equipo directivo tomarán en cuenta para actuar y tomar las mejores decisiones posibles en su camino hacia el éxito, y que, además, los distinga de sus competidores. Al respecto, Simon Mainwaring afirma: “Si una marca quiere genuinamente hacer una contribución social, debe comenzar por lo que es, no por lo que hace. Es solo cuando una marca se ha definido a sí misma y sus valores cuando puede identificar las causas o iniciativas de RSE que se alinean con la historia auténtica de su marca”. 8. La empresa debe rendir cuentas respetando a todos los grupos de interés y no solo a sus accionistas. 9. Y, por supuesto, eliminar cualquier trato preferencial a los familiares que forman parte de la empresa, en caso de que esta sea familiar. Es difícil separar la relación personal de la laboral, pero es lo correcto; además, es una razón de negocio: para sobrevivir, la empresa necesita a los mejores candidatos en los mejores puestos, pues así se mantiene eficiente y competitiva. Quizá esta lista pueda sonar tremendamente obvia, y es que lo es. Tristemente, aún sigue siendo necesario recordarla. Por supuesto que no todas las empresas pueden ser Amazon o Tesla, pero no tienen que serlo. La mejor estrategia de responsabilidad social de una empresa es la esencial: hacer bien su trabajo y el bien con su trabajo, es decir, cuidar de la gente que trabaja para ella; lo demás, como se dice popularmente, ya es ganancia. Si eres miembro de una empresa familiar o no, que se encuentra contemplando diversas iniciativas de responsabilidad social, si buscas que la compañía vea por su comunidad y alcance la justicia social, ¡felicidades!, hay pocas cosas tan loables. Pero si alguno de los puntos arriba descritos aún no se ha cumplido, entonces hay que replantear ciertas prioridades. Como dice el dicho, "no hay que querer correr antes de aprender a gatear". La responsabilidad social corporativa es una decisión de negocios. No porque es algo bonito o porque la gente nos obligue… sino porque es buena para el negocio”, afirma Niall Fitzerald. 62 63 TEMAS SELECTOS DE PYMES TEMAS SELECTOS DE PYMES

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