En distintos espacios académicos y en reuniones de líderes de los sectores público y privado, al igual que entre organismos multilaterales, se ha analizado cómo fortalecer la relación o el vínculo entre el mercado labora y la formación profesional, a fin de que estudiantes y egresados de las distintas instituciones educativas posean las habilidades y competencias para dirigir y administrar las organizaciones del siglo XXI que hoy enfrentan una realidad intangible y compleja en un entorno inestable (Flores y Vanoni, 2016);1 por ello, la educación y en particular la de nivel
superior tiene un rol fundamental en este contexto
La propuesta que se formuló para responder a esta necesidad fue dar a las instituciones educativas la responsabilidad de diseñar e implementar una estrategia que posibilitara atender su función social y los requerimientos de las empresas en el marco de la globalización y la sociedad del conocimiento.
En este punto surge el enfoque de las competencias, que establece como metas el conocimiento de la disciplina, el desarrollo de las habilidades, las competencias de desempeño o de producción y la madurez de los hábitos mentales y de conducta que se relacionen con los valores universales y
de la misma disciplina (Argudín, 2001, p. 42). Derivado de lo anterior, se da como consecuencia el requerimiento de nuevas habilidades para quienes habrán de ser parte y/o responsables de dirigir y hacer viable el desarrollo de las organizaciones en la sociedad del siglo XXI. Monereo y Pozo (2009)4 distinguen entre competencia y habilidad. La habilidad –señalan– es
la capacidad de ser eficiente en una tarea, mientras que la competencia sería la potencialidad de serlo dadas ciertas condiciones.
Ser competente no es solo ser hábil en la ejecución de tareas y actividades concretas, escolares o no, tal como han sido enseñadas, sino que es más allá
de ello, es ser capaz de afrontar nuevas tareas o retos que supongan ir más allá de lo ya aprendido, a partir de las habilidades adquiridas. Ambos autores consideran cuatro macrocompetencias que deben ser enseñadas por las instituciones educativas:
- Ser un aprendiz permanente.
- Ser un profesional eficaz en el mundo laboral.
- Ser un ciudadano participativo y solidario.
- La autoestima y el ajuste personal.
Para Ricart, Morán y Kappaz (2014)5 las habilidades se han convertido en la moneda global del siglo XXI. Sin una inversión adecuada en habilidades los países no pueden seguir compitiendo en una sociedad basada cada vez más en el conocimiento. En el caso de México, a pesar de que existen altas tasas de desempleo, los empleadores tienen dificultades para cubrir sus vacantes, pues los candidatos (70.5%) no poseen las habilidades requeridas (CONOCER, 2017, p. 4).6 Por ello se debe poner énfasis en la necesidad de un marco de aprendizaje a lo largo de la vida que posibilite actualizar sus habilidades y aumentar su productividad (Ricart, et al., 2014). En un estudio realizado en Europa (Noroeste de España) se analizó la transición al empleo en términos de contenidos requeridos, habilidades y ciertas variables relacionadas con el trabajo en un enfoque comparativo entre lo aprendido en las aulas y las competencias y habilidades requeridas por los directivos de 164 empresas (Cajide, et al., 2002).7 Las conclusiones del estudio dejaron de manifiesto las disonancias entre la formación universitaria y las exigencias de la empresa. Los empresarios demandan habilidades puntuales y específicas como formación práctica, conocimiento de cómo trabajan las organizaciones y flexibilidad; alto grado para resolver problemas, conocimientos aplicados y análisis crítico de situaciones; alta
motivación e interés por las labores a ejecutar, aptitudes para seguir aprendiendo y confianza en sí mismos. La universidad sigue siendo teórica y especializada, ofreciendo una baja formación práctica y de trabajo en equipo y mostrándose escasamente motivadora en las tareas a realizar y en el afán por seguir aprendiendo.
Conclusión y recomendaciones
Las organizaciones del siglo XXI están insertas en un contexto dinámico y de constante cambio derivado del desarrollo de la ciencia, la tecnología y la
información, lo que obliga a los estudiantes a tener nuevos aprendizajes sustentados en competencias y habilidades necesarias para un entorno globalizado.
Existe un amplio debate, tanto de los conceptos como de los enfoques sobre ambas categorías; sin embargo, en lo que se está de acuerdo es en la necesidad de desarrollar competencias que incluyan una combinación de conocimiento, habilidades, comprensión y capacidades.
Con base en lo anterior, las acciones a implementar están identificadas por directivos de los organismos del sector productivo como por los aportes de
diferentes investigaciones sobre esta problemática, por lo que en este punto se hace una descripción de estas, para ayudar en el impulso del crecimiento
profesional de los empleados y confianza por parte de las organizaciones en los egresados universitarios. En tal sentido es necesario:
- Alinear las políticas de educación y formación con la agenda de crecimiento económico, considerando: (i) mejorar el interés de los
jóvenes en las carreras técnicas; (ii) vincular los currículos con las necesidades de las industrias líderes; (iii) conectar a los jóvenes con el lugar de trabajo; (iv) involucrar a los empleadores activamente en la planeación e implementación de programas de formación, y (v) fomentar el desarrollo profesional de los maestros, así como los intercambios colaborativos entre las escuelas (Cajide, et al., 2002). - Preparar al estudiante como un elemento clave para el desarrollo de las organizaciones por parte de las IES, tomando en consideración las oportunidades del mercado laboral y desarrollando modelos de gestión innovadores.
- Para combatir la pérdida de la disponibilidad y demanda de talento, los gobiernos e instituciones educativas deben trabajar de manera conjunta con los empresarios, para diseñar planes estratégicos que incrementen la formación de aquellas competencias necesarias de las que existe escasez en México (CONOCER, 2017).
- Los Contadores Públicos y los administradores no son ajenos a todo este proceso. Unos y otros deben tener en cuenta que habrán de colaborar de manera activa y participar en los diferentes ámbitos de la estructura de una organización en un ambiente de complejidad. Por ello, como en las demás disciplinas, necesitan evolucionar en una gama de habilidades y competencias, que compendian Flores y Vanoni (2016), cuyo resultado sea alcanzar mayores índices de empleabilidad
Entre ellas estarían las de orden gerencial: estratégicas (visión, gestión, negociación); intratégicas (liderazgo, trabajo en equipo) de eficacia personal (resolución de problemas).
Además, se agregan aquellas que permitan una gestión eficaz de la empresa: inteligencia social (confianza, gestor de conflictos); inteligencia emocional (optimismo, flexibilidad, resiliencia emocional) e inteligencia cognitiva (aprendizaje continuo, pensamiento dinámico, comprender las relaciones de causa-efecto).
DR. LENIN MARTÍNEZ PÉREZ
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE TABASCO
LENINMARTINEZ@OUTLOOK.COM
DR. JORGE REBOLLO MEZA
DIRECTOR DE LA DIVISIÓN ACADÉMICA DE CIENCIAS
ECONÓMICO-ADMINISTRATIVAS
UNIVERSIDAD JUÁREZ AUTÓNOMA DE TABASCO
JORGE_REBOLLO_58@HOTMAIL.COM
1 Flores, M., y Vanoni, G. (julio-diciembre 2016). Competencias directivas requeridas por los CEO ante la complejidad de las organizaciones del siglo XXI. Suma de Negocios, 7(16), 113-124. Recuperado de https://editorial.konradlorenz.edu. co/2016/03/ competencias-directivas- requeridas-por-los-ceo-ante la-complejidad-
de-las-organizaciones.html
2 Klimenko, O. (diciembre, 2008). La creatividad como un desafío para la educación del siglo XXI. Educación y Educadores, 11(2), 191-210. Recuperado de https://www.
redalyc.org/pdf/834/83411213.pdf
3 Argudín, Y. (enero-junio, 2001). Educación basada en competencias. Revista Magistralis, (20) 39-41. Recuperado de https://repositorio.iberopuebla.mx/bitstream/
handle/20.500.11777/521/Magistralis20-Argudin.pdf?sequence=1
4 Monereo, C. y Pozo, J.I. (2009). Competencias para (con)vivir con el siglo XXI. Cuadernos de Pedagogía. Monográfico, (370) 12-18. Recuperado de https://maaz. ihmc.us/rid=1GLSWYC7N-Y2LLHH-H7H/Competencias%20para%20convivircon%
20el%20siglo%20XXI.pdf
5 Ricart, C., Morán, T. y Kappaz, C. (2014). Construyendo un aprendizaje a lo largo de la vida en México. Banco Interamericano de Desarrollo. Unidad de Mercados
Laborales y Seguridad Social.
6 Gobierno de la República. (2017). Programa Institucional de Desarrollo 2014-2018
del Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales
(CONOCER). Avances y Resultados 2017.
7 Cajide, J., Porto, A., Abeal, C., Barreiro, F., Zamora, E., Expósito, A., Mosteiro, J.
(julio, 2002). Competencias y habilidades que enseñan las universidades. Revista de Investigación Educativa, 20(2) 449-467. Recuperado de https://revistas.um.es/
rie/issue/view/8191