Dr. Arturo Mora Matus
Profesor de la Facultad de Contaduría de la Universidad Veracruzana
artmora@uv.mx
Dr. Eric Manuel Ramos Neri
Profesor de la Facultad de Contaduría de la Universidad Veracruzana
erramos@uv.mx
Dra. María de los Ángeles Cardona Cortés
Profesor de la Facultad de Administración de la Universidad Veracruzana
acardona@uv.mx
Síntesis
El mayor cambio que requiere el docente en las licenciaturas en línea o aprendizaje virtual es la flexibilidad, empatía, diversificación de las estrategias de enseñanza y aprendizaje, y el reforzamiento de la formación de los académicos para el trabajo en línea.
El coronavirus o SARS-CoV-2 (COVID-19)1 no solo ha cambiado la vida cotidiana de miles y millones de mexicanos, sino que de manera instantánea, también ha cambiado la forma en que se imparte la educación desde el nivel básico hasta el nivel superior en nuestro país. Ahora el salón de clases, la escuela, la facultad, la institución y el hogar se han convertido en un binomio de enseñanza-aprendizaje, tras las necesarias regulaciones efectuadas en una toma de decisiones puntuales por la Organización Mundial de la Salud, por la Secretaría de Salud en México y por el Gobierno Federal.
Nuestro país, mediante la Secretaría de Educación Pública (SEP),2 extendió el periodo vacacional desde el 23 de marzo hasta el 13 de abril de 2020, por medio de la autoridad educativa de la Ciudad de México, suspendiendo las clases presenciales, situación en la que las universidades públicas y privadas del país unieron sus esfuerzos ante esta disposición y a partir del 13 de abril del presente año se comenzaron las clases en línea, haciendo que el rol del profesor, facilitador o académico, resultara de alguna manera un tanto más complicada, e incluso un tanto incómoda, por la manera en que se adecuarían los espacios para impartir la cátedra o clases, desde el hogar, mediante el uso de herramientas informáticas y tecnologías emergentes, las cuales tienen un impacto directo en los dispositivos nuevos e innovadores, pero que fue preocupante cuando el docente no hace uso de estas o posiblemente las desconocía.
Mientras que 25% de los alumnos cuenta con una computadora en casa3 y ese mismo porcentaje también cuenta con Internet en su hogar o se podría conectar a una plataforma en línea, por ejemplo, mediante un teléfono, no es lo mismo una conexión en una ciudad que en una zona rural, ni tampoco lo es un niño de una familia que tiene su propia computadora a otro niño que apenas tiene conexión a Internet, ya que vienen de familias de bajos ingresos y recursos, y llevar la escuela a casa significa enfrentarse a no poder ofrecer una clase adecuada, mucho de esto por la falta de tecnología, conectividad y, en algunos casos, de electricidad, condiciones necesarias para el aprendizaje online.
Y es que en este sentido “[…] La brecha digital continúa expandiéndose a medida que los estudiantes en sectores vulnerables siguen quedándose atrás en su aprendizaje”, en palabras de Paola Estrada Villafuerte.4 “La presente contingencia por la pandemia del coronavirus que, entre otras medidas, ha impuesto la suspensión temporal de clases presenciales en todas las escuelas del país, hará que la gran brecha digital que ya existía en México se convierta en una brecha de aprendizaje”, según lo señaló la Mtra. Sylvia Schmelkes del Valle,5 vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
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