Tomemos una buena idea de un bien o servicio. Asumamos que está teniendo éxito y que empieza a venderse como pan caliente. Pasa un poco de tiempo y ese proyecto que empezó como una buena idea hace necesario que por el crecimiento que tiene se tenga que organizar y, por lo tanto, se funda una empresa. Esta empieza a crecer y a tener más pedidos, pero pronto llega un punto en el que surgen preguntas clave para su permanencia: ¿vamos bien? ¿La empresa subsistirá en el futuro? Se hace evidente que se necesita alguien que no solo coadyuve a que la empresa tome un rumbo correcto, sino que, para lograrlo, ofrezca lo que los americanos llaman el insight. Por un lado, antes de la traducción al español de esta palabra, de acuerdo con el Diccionario Collins, insight es “comprender algo mejor” y, por otro lado, una de las traducciones al español de insight es “visión”.
No hace falta ser Contador –no lo soy y por eso puedo ver los toros desde la barrera– para darse cuenta de que eso es lo que precisamente ofrece la Contaduría. “[…] mientras la contabilidad es una técnica. La contabilidad no presenta la explicación ni interpretación de lo que sucede…”. En otras palabras, se puede tener el mejor software contable, pero no nos da esa visión y comprensión de la empresa.
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