CARTA EDITORIAL
En la claridad está la solución y en el interés el impulso. Tancio
No cabe duda que ésta es una de las mejores épocas para crecer y desarrollarnos, ya que en el bienestar y la abundancia no necesariamente nos imponemos cambios. cuanto más exigente es nuestro entorno personal, profesional o social, entre otros, más nos demanda, y nos conviene, hacer cambios y distinciones sobre quiénes somos y qué no somos; qué podemos y no sólo qué queremos; qué ya hacemos bien y qué áreas de oportunidad o mejora tenemos, no sólo como individuos, sino como grupos y organizaciones de cualquier tipo.
Permanecer vigente –que no significa sobrevivir, sino ser y estar–, en un mercado laboral, empresarial o global demanda mejorar nuestros resultados con lo que sí somos, con lo que sí podemos, exponiendo nuestros límites a orientarse y ser seducidos por el beneficio del cambio de paradigmas, y el requisito fundamental para lograrlo hay que ocuparse de ello de manera proactiva.
requerimos de un rumbo, de una estrategia que nos permita llegar sin perdernos demasiadas veces; necesitamos ocuparnos no sólo de las actividades duras sino también de las blandas, requerimos no sólo de la comunicación efectiva, sino de conversaciones que liberen; es preciso identificar y desarrollar a nuestros propios coaches, para que impulsen y faciliten la conducción de un proceso de aprendizaje continuo, que promueva una mejor gestión del trabajo con talento, ya sea solo internamente o en combinación con externos, lo cual puede representar una fórmula muy afortunada.
lo anterior, implica una búsqueda e instrumentación constante y consciente de procesos y herramientas que permitan responder con éxito a cada uno de estos retos: éste es el momento de crecer haciéndolo.
en este número de Contaduría Pública, les ofrecemos el coaching como conversación y como alternativa en diferentes modalidades, para su comprensión y abordaje, con el fin de contribuir con nuestros lectores en procesos que, ya generados, pueden ser enriquecidos o para el inicio de una estrategia que permita hacerle frente al mundo actual, con lo verdaderamente más poderoso y, al mismo tiempo, más sensible de cualquier organización, el ser humano que lo constituye.
Ser una mejor persona, no es ser bueno, sino ser tú sin sufrimiento, siendo útil a este mundo que, aunque no lo sepas, has elegido para evolucionar. Yolanda Libertad
Muy atentamente, comisión de revista marzo de 2010
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