Mtro. Alejandro Gustavo Piscitelli/Asesor Científico del Director/Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE)/apiscite@well.com
Hay tres o cuatro condiciones que han variado significativamente en el último medio siglo y que debemos atender si queremos entender por qué los problemas educativos se agravan incesantemente
CUANDO EL CONTEXTO CONDICIONA
La primera es la explosión demográfica. La segunda es el crecimiento económico, desigual. Una tercera condición ha sido el cambio dramático en las estructuras productivas de todos los países, donde la industria y los servicios que durante medio siglo fueron las avanzadas del crecimiento y el progreso están siendo desplazadas por producciones inmateriales, del sector cuaternario de la información. La cuarta está constituida por la globalización y la internacionalización (disparadas por las telecomunicaciones y la revolución del transporte).
GRANDES DÉFICITS EDUCATIVOS ANCESTRALES
Con escasas excepciones, entre las que descuella el tan meneado “caso” finlandés, los países del sureste asiático y algún otro contraejemplo destacado, la mayoría de los estados nacionales exhiben notorios déficits educativos.
No son siempre los mismos, aunque varían según el espacio y el tiempo, manifiestan peculiaridades sugerentes, pero remiten a cinco o seis problemas que proceden de larga data; por ejemplo:
- La socialización temprana en la familia, salas, cunas y jardines (o su ausencia).
- La cobertura, retención y conclusión de la educación obligatoria (notoriamente deficientes).
- La efectividad del desempeño de los colegios que imparten el ciclo obligatorio, a manera de compensar desigualdades de cuna y llevar a todos los niños a estándares razonables de logros en dominios competitivos medidos como lo hace el Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), que rara vez llega a buen puerto.
- La formación y el desarrollo de una profesión docente a la altura de estos desafíos, junto con personal directivo y de gestión preparado para enfrentarlos, escasa y poco efectiva.
- Un gasto público que financie sustentablemente sistemas escolares con estas características de efectividad sin que los fondos, como ahora ocurre, terminen pagando solo salarios.
- Una institucionalidad a escala nacional y local que sostenga a tales sistemas operando con altos estándares, desempeño y productividad social (inexistente en nuestros países).
Estas cuestiones vienen de larga data. La escuela no permanece inmune a los cambios ni siempre los rechaza. Pero la asimilación es lenta, las causalidades que operan en el sistema están invertidas y las apuestas a las innovaciones rara vez se ponen en el único lugar que importa (por ejemplo, los modelos mentales y los pedagógicos).
Mientras, debido a los factores contextuales esos cambios no son lo suficientemente rápidos, profundos o significativos, consistentes o relevantes. Así, ¿podrán las tecnologías remediarlos?
DE LAS TECNOLOGÍAS COMO INSTRUMENTOS A LAS TIC COMO ORGANIZADORES CULTURALES
Para nosotros, las TIC son un ingrediente central en el hackeo del sistema educativo. Solo que como no son un instrumento ni un apéndice para los aprendizajes incompletos, la socialización fallida, la maduración cognitiva perdida y para el aprendizaje tout court, las TIC, por sí mismas, no podrán reinventar el sistema educativo que conlleva todas sus ineficiencias.
Lo que está en cuestión no es definir el rol de las TIC en la educación, sino cómo se reinventa integralmente la educación para ser parte de esta nueva cultura.
Ya hace 25 años que tenemos modelos 1@1 en el mundo (un equipo portátil por cada niño), y a lo menos 10 años en América Latina, gentileza de “El Plan CEIBAL” (Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea). Pero midamos como midamos y busquemos como busquemos, queda claro que el uso masivo de las TIC no mejora los aprendizajes ni la distribución masiva de computadoras mejora la movilidad social, así como no recupera el capital cultural, aunque produce otros efectos de externalización sumamente interesantes.
INTERNET, LA IMPRENTA DEL SIGLO XXI
Lo que las TIC están haciendo es reencender la revolución de la imprenta, y del mismo modo en que esta cambió no el arsenal de herramientas de la sociedad sino su mismísima configuración, otro tanto está ocurriendo con las TIC.
Las TIC son una nueva cultura, un nuevo lenguaje (Logan), un nuevo entorno (McLuhan), una nueva piel de la cultura (de Kerckhove), que cambian todas las reglas y que reinventan de cabo a rabo (Weinberger), no solo es qué aprender y vivir en un entorno en donde ya no hay escasez, sino sobreabundancia de información, en donde el aprendizaje es cada vez más heterónomo, en donde el mundo escolar pierde el monopolio cognitivo, en donde los profesionales de la transmisión seriada, ven de pronto desvalorizadas sus competencias y habilidades.
Estamos frente a un proceso de divorcio creciente entre la cultura y la educación, pues emerge una revolución cultural post-gutenberguiana. Se trata de la gradual separación del aprendizaje de la escolarización. Se vuelven cada vez más comunes procesos de aprendizaje a lo largo de la vida, con múltiples instancias de certificación de conocimientos, competencias y experiencias.
Cada vez se valora más el aprendizaje de competencias básicas de lectura, escritura y numéricas por medios y en entornos alternativos a la escuela.
Hay una adopción creciente de trayectorias individualizadas de aprendizaje en contextos variados y menos estructurados en torno a las clases expositivas del profesor.
Mucho de ello está pasando fuera de la escuela, mucho de ello es tributario de las TIC, mucho de ello nos enseña nuevas formas de vida.
LA MUTACIÓN DE LA ESCUELA FORMAL EN LA ERA DE LA OMNIPRESENCIA TECNOLÓGICA
En este proceso, en un mundo de tantas alternativas y variedades, ¿qué rol le queda a la escuela, al libro de texto, a la educación estandarizada, al aprendizaje formalizado?
La mayoría de los países latinoamericanos somos Belindias (países ficticios, ambiguos y contradictorios, que resultan de la conjunción de Bélgica con India, con las leyes e impuestos del primero, pequeño y rico, y con la realidad social del segundo, inmenso y pobre). En situaciones de tanta disparidad a veces las tecnologías aparecen como balas mágicas que homogeneizarían realidades tan dramáticamente insoportables.
Curiosamente muchas experiencias realizadas en los últimos años con entrega masiva de computadoras o tabletas, con intentos de brindar conectividad a gran escala o con esfuerzos por sustituir las alfabetizaciones tradicionales por las multimediáticas no han alcanzado los objetivos imaginados.
DE LA EDUCACIÓN ESCOLAR A LA ANTI-EDUCACIÓN MEDIÁTICA (DIGITAL)
Quizá sea tiempo de retroceder y de barajar de nuevo. En los subsistemas que funcionan los alumnos tienen 900 horas de clase anuales. Pero esos mismos alumnos consumen 2500 horas de medios anuales. El currículo oculto no está solo en la escuela sino en los medios cada vez más concentrados en pocas manos, ya sea en el mundo analógico, pero sobre todo en el digital.
Aprovechando los descuidos y las ineficiencias del sistema formal las plataformas digitales (con Facebook, Snapchat, Instagram, Youtube a la cabeza) convertidas en gigantescas factorías y curadurías de contenido nos están educando sin que nos demos cuenta. ¿Qué tipo de ciudadanos están construyendo estos meta-medios?
Las mentes bellas proponen crear Facebooks educativos. Eso no ocurrirá. Como nunca antes los chicos y adolescentes se están formando en paralelo o fuera del sistema educativo formal, que se está convirtiendo en una cáscara vacía, al menos para los sectores medios y altos de la población (las futuras élites dirigentes). Repensar el uso de las tecnologías en el aula, no significa pues que inundando de tecnología a la escuela podremos contrarrestar el efecto de la educación mediática.
EL GOBIERNO DIGITAL: ENTRE LA FANTASÍA Y LA REALIDAD
Un objetivo de los gobiernos abiertos, de las democracias digitales, de la participación ciudadana masiva acicateada por la revolución digital y la cuarta revolución industrial, sería hacer contrapeso a esta inoculación mediática y “regular” los usos y abusos del pensamiento único digital.
Mientras nos preocupamos por las máquinas de votación electrónica (mucho más fáciles de hackear que la boleta de papel), mientras buscamos transparentar el contenido de leyes y las discusiones parlamentarias, mientras escrudiñamos el cumplimiento de las promesas electorales de los funcionarios públicos de los tres poderes, desconocemos las limitaciones políticas de la maquinaria digital anclada como está en las fauces del post-capitalismo corporativo.
Si queremos que los chicos aprendan más y mejor, que no se conviertan en carne de cañón de las corporaciones mediático-digitales y que devengan cosmopolitas digitales, habrá que diseñar una nueva ecología mediática en donde lo educativo ocupe un lugar muy distinto al actual, y en donde la regulación gubernamental esté a la altura y velocidad de la disrupción digital. Tenemos barruntos de prototipos de ese tipo de formatos. Habrá que examinar su DNA y viralizarlos.
El tiempo nos urge.
Bibliografía
Berners-Lee, Tim (2000). Tejiendo la red. El inventor del World Wide Web nos descubre su origen. Madrid: Siglo XXI.
Champeau, Serge & Innerarity, Daniel (eds) (2012). Internet y el futuro de la democracia. Barcelona. Paidós.
Morozov, Evgeny (2015). La locura del solucionismo tecnológico. Madrid, Katz.
Piscitelli, Alejandro (2010). 1 @ 1 Derivas en la educación digital. Buenos Aires: Santillana.