La marcha reciente de la profesión evidencia la sentencia:
renovarse o morir
Dr. en Contaduría Gabriel Góngora Biachi
Profesor Titular
Facultad de Contaduría y Administración, UADY
Socio de la firma Ojeda, Llanes y Asociados, S.C.P.
ggongora@uady.mx
Otros colegas ya han escrito antes acerca de la necesidad de dominar herramientas de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) para mejorar nuestras competencias profesionales y dar mejor servicio a nuestros clientes. Pero una realidad es evidente: muchos de nosotros no somos de la generación TIC o Generación Z, sino que somos de generaciones anteriores que buscan adaptarse a los cambios tecnológicos. El reto tecnológico ¿qué implica para nuestra profesión? ¿Es una evolución o involución de nuestro quehacer cotidiano?
No basta con participar en talleres o cursos sobre algún tema de manejo de software, ni leer el manual de funcionamiento del hardware, ni siquiera aprenderse de memoria los nombres o significado del twit, blog, like o Podcast. Tiene que ver con un esfuerzo personal y real de involucrarse en el manejo de TIC, con la misma habilidad o mayor, de cómo manejamos las Normas de Información Financiera (NIF), las Normas Internacionales de Auditoría (NIA) o las leyes fiscales.
Como expertos en el manejo de la información, los Contadores Públicos sabemos de su alcance. Dos crisis mundiales dan cuenta de ello ¿cómo opinar sobre la materialidad, el ambiente de control, el riesgo inherente o cualquier otro tópico, si las operaciones se realizan de manera invisible, a una velocidad increíble, por canales que ni siquiera son físicos? Me vienen a la mente algunos cambios que me han tocado vivir.
Del ambiente de negocios basado en documentos físicos al ambiente de documentación electrónica
Independientemente de lo que se argumenta a favor del paperless, la realidad creciente es que las transacciones serán solo electrónicas. Sin papel, sin verificación física, sin pólizas ni documentación comprobatoria de las mismas, sin cheques, sin facturas, solo certificados digitales. Medios electrónicos de multiacceso como tabletas y teléfonos inteligentes, capaces de facilitar transacciones que se pueden escapar al control contable y, por lo tanto, al registro oportuno y a la verificación.
Lo anterior implica un cambio de actitud del Contador Público hacia la tecnología, que nos reposicione como los expertos en información que dominan las herramientas informáticas para ser capaces de rastrear una transacción electrónica con la misma habilidad con la que rastreamos hoy en día una operación en papel.
Encuentra el artículo completo en nuestra versión impresa…