CP-agosto-22

Las criptomonedas, criptoactivos o activos virtuales son activos de naturaleza similar relativos al derecho sobre un código encriptado de manera electrónica mediante una cadena de bloques, que pueden ser utilizados como pago o ser intercambiados en mercados que los reconocen como tales. Estos activos afrontan varios retos como el respaldo financiero de las autoridades, más allá del apoyo del mercado en el que se negocia, así como neutralizar en niveles aceptables su volatilidad; sin embargo, podría existir mayor claridad conforme vayan madurando los mercados globales. La primera criptomoneda en el mundo, conocida como bitcoin, surgió cuando una entidad en el anonimato predefinió un sistema electrónico abierto al público. Cuando nace una nueva criptomoneda, sus creadores hacen una oferta a los mercados para negociarla, asignándole un valor económico. Posteriormente, las criptomonedas son utilizadas y negociadas como medio de pago en la medida en que son aceptadas por los participantes de los mercados. No obstante, no existe un tercero obligado a liquidar el valor de la criptomoneda y muy pocas tienen el respaldo del banco central del país en el que se usan. Banco de México les llama activos virtuales y no criptomonedas, evitando así que se entienda que esta autoridad las avala como moneda oficial de pago o como moneda de curso legal. Comúnmente, estos activos sufren cambios en su valor de mercado por las especulaciones asociadas y porque en el entorno económico actual nacional e internacional, se lleva a cabo una gran cantidad de transacciones con estos activos. En marzo de 2018 fue emitida en México la Ley para Regular a las Instituciones de Tecnología Financiera (ITF), también conocida como Ley Fintech, la cual reconoce la existencia de las criptomonedas, aunque les denomina “activos virtuales” en consistencia con el Banco de México. Desde el punto de vista contable, a partir del 1º de enero de 2021 entró en vigor la Norma de Información Financiera en México (NIF) C-22, Criptomonedas, definiéndolas como un activo digital que se recupera, ya sea utilizándola como medio de pago, intercambio o al venderla por medios electrónicos. Asimismo, aunque tenga características de activo intangible, no se le aplica la NIF C-8, Activos intangibles. De acuerdo con la NIF, las criptomonedas deben reconocerse en el estado de situación financiera solo cuando cumplen las características de un activo, y se deben valuar razonablemente con cambios en resultados. Por otro lado, para las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) se deben reconocer con base en la Norma Internacional de Contabilidad 2, Inventarios (NIC 2) al menor entre su costo de adquisición y su valor neto de realización, para quienes se dedican a comprar y vender criptomonedas. Además, para quienes no es su actividad primaria este uso deberá ser de acuerdo con la NIC 32, Activos intangibles (a costo con revaluación: arriba de costo a otros resultados integrales y por debajo de costo a resultados; lo anterior, es solo si existe un mercado activo). Es interesante analizar las diferencias entre las NIIF y la NIF, basándose esta última, en la naturaleza de las criptomonedas, las cuales se negocian y cambian su valor a corto plazo, siendo la principal diferencia en el registro contable la valuación de mercado contra resultados. Por lo anterior, las empresas deben estar atentas a las diferencias de presentación, valuación y revelación, que ambos criterios pueden originar. De acuerdo con el documento de análisis Contabilidad de criptoactivos (pasivos), publicado por el European Financial Reporting Advisory Group (EFRAG), existen diversas opciones para desarrollar los requisitos de las NIIF, que van desde no tener ningún cambio en las normas actuales hasta varias modificaciones en las NIC 38, 2, 32, 7 y 37, NIIF 9 y 15, o un nuevo estándar bajo NIIF, por lo que se pueden esperar posibles cambios o recomendaciones que este grupo publique en los próximos meses. Es clave responder a los retos importantes de operación y valuación que representan este tipo de activos en la nueva realidad, al tiempo de ejecutar estrategias para proteger el estado de situación financiera y contribuir de manera positiva a los resultados. Recientemente, es notable el desarrollo del mercado digital en México, ya que empresas de servicios financieros ofrecen ya una diversidad de productos y aplicaciones que buscan mejorar la experiencia del cliente tanto de inversión como de medio de pago. Sin embargo, aún existe mucho por aprender en el caso de las criptomonedas o activos, pues estos representan nuevos retos para su operación, regulación, administración de riesgos y contabilidad. Finalmente, estos activos son atractivos para aquellos inversionistas con mayor apetito al riesgo, ya que el incremento o decremento de su valor en el mercado es su característica intrínseca, además de que se requiere un conocimiento profundo de su operación, administración de riesgos y funcionamiento. CONIF 65 IMCE 64 Criptoactivos Valor y reglas en constante cambio C.P.C. Ricardo Lara Socio de Auditoría del Sector Financiero lara.ricardo@kpmg.com.mx C.P.C. Aarón López Socio de Auditoría del Sector Financiero lopez.aaron@kpmg.com.mx Índice de junio Lic. Ernesto O´Farrill Santoscoy Presidente de Bursamétrica Colaboración especial de la Lic. Sofía Santoscoy Pineda El IMCE de junio subió a 71.61 puntos desde 71.43 puntos del mes anterior, marcando un movimiento mensual de 0.25%, por lo que registró cinco meses consecutivos al alza. Al interior del índice, la situación actual tropezó de manera considerable, al caer –1.99% hacia 65.62 puntos, restando 1.33 unidades respecto a mayo. Cabe señalar que la situación actual rompió una tendencia de cuatro meses consecutivos con mejorías. En contraste, la situación futura, que representa la confianza en los próximos seis meses, compensó el declive de la visión actual, al recuperarse 2.70% a 79.10 puntos, con 2.08 puntos más en relación con el mes anterior. A tasa anual, el IMCE intensificó su incremento por 8.25%, hilando poco menos de un año y medio con tendencia alcista. Resultado de un aumento de 3.15% en la situación actual y de 14.10% en la situación futura. En cuanto a los obstáculos a los que se enfrenta la economía mexicana, las condiciones de inseguridad en el país se colocaron nuevamente en el primer peldaño, saltando al segundo lugar, desde el séptimo, la situación COVID-19, seguido por la falta de capital. Diseño, metodología y cálculo elaborados por la Comisión de Análisis Económico del IMCP, con datos de la membrecía de los Colegios de Contadores Públicos Federados al Instituto, y aportantes externos de información.

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