La política laboral que proteja los derechos de los trabajadores también debe traducirse en mayor productividad, que es sin duda la mejor vía para elevar los ingresos y el bienestar de los trabajadores y hacer más rentables y competitivas a las empresas. Una mayor productividad que permita: Todo lo anterior, da sentido a lo establecido en el primer párrafo del artículo 2 de nuestra ley laboral: Las normas del trabajo tienden a conseguir el equilibrio entre los factores de la producción y la justicia social, así como propiciar el trabajo digno o decente en todas las relaciones laborales. Es necesario revertir la situación de rezago que tenemos en productividad, de acuerdo con los parámetros mundiales ¿Cómo podemos lograr el equilibrio entre los factores de la producción que tiende a maximizar rendimientos económicos (productividad) y la justicia social que busca mejorar las condiciones de vida de los trabajadores? ¿cuál es la base para lograrlo? La misma norma da respuesta a estos cuestionamientos: propiciar el trabajo digno. El trabajo digno El trabajo digno, que implica el respeto a la dignidad humana del trabajador, no se refiere a conceptos abstractos, sino a un conjunto de temas perfectamente definidos en nuestra legislación laboral, específicamente en el segundo párrafo del artículo 2. Concretamente, se respeta la dignidad humana de los trabajadores, cuando en las relaciones laborales: • No se discrimina pon ningún motivo: origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales o estado civil. • Se generan ambientes laborales sanos y seguros. • Se da acceso a la seguridad social a todos los trabajadores en los términos establecidos en las leyes de la materia. • Se otorga un salario remunerador vinculado a la productividad: que ganen más quienes son más productivos. CONTADURÍA PÚBLICA 15
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