C.P.C. y m.i. José César Miranda Sánchez/Director en GPM Contadores y Auditores, S.C./cesarmiranda@mgimexico.com/@porkaholic
El término “participación ciudadana” es cada vez menos indiferente, actualmente se ve muy a menudo en diferentes publicaciones, discursos políticos, redes sociales o simplemente se escucha en boca de las personas con quienes se interactúa durante las actividades cotidianas, regularmente con connotaciones positivas sobre el mismo
Es que no es para menos, es un concepto que cada vez gana más importancia, que se ha depurado aceleradamente durante los últimos años y que está muy cerca de llegar a su madurez en cuanto a aceptación e implementación por parte de la ciudadanía. Es fácil percibir que diversas agrupaciones sociales, políticas, económicas y de cualquier otro tipo, están considerando incluir este mecanismo como parte fundamental en el desarrollo de sus objetivos, invitando a que los individuos se sumen a las propuestas de solución o al menos hagan señalamientos de posibles fallas o errores en los procesos.
Por otra parte, aunque el concepto de participación existe desde que se ejerce el derecho al voto en los sistemas políticos democráticos, por citar un ejemplo, las nuevas formas de participar, como sucede con todas las cosas, no son algo tan sencillo de implementar tal cual se lee o se escucha, como tampoco serán totalmente positivos sus efectos. Son tan diversas las maneras en que un ciudadano puede hacerse oír hoy en día, que se dificulta una óptima filtración de estas figuras y forzosamente entrañan ventajas y desventajas, por lo que la responsabilidad y el criterio deben estar siempre presentes al momento de participar.
No hay duda de que las intenciones son buenas, también su importancia en el logro de cambios a mayor escala en un menor tiempo; motivo por el cual adoptar esta nueva forma de influir desde la trinchera debe considerarse obligatoria para todos como ciudadanos, y de manera muy especial para la Contaduría Pública como profesión. La oportunidad de hacerse notar está más al alcance que nunca, no aprovecharla no tendría perdón.
El Contador Público
Desde nuestra posición como profesionales de la Contaduría en México contamos con algunas herramientas por medio de las cuales se puede influir en el ámbito político, social, económico o fiscal de la comunidad.
La figura más sencilla de ubicar y, hay que decirlo, un tanto subutilizada, es la de la sindicatura, mediante la cual es muy sencillo hacer llegar a las autoridades fiscales, con efectos potenciales, incluso a nivel de legislación de leyes, argumentos de mejoras, quejas o sugerencias, o incluso participar en un nuevo proyecto de reforma. Así como es una realidad que el pueblo necesita sentirse incluido en las decisiones de su gobierno, los contribuyentes también para con sus autoridades, y la pieza clave y fundamental de todo esto son los síndicos. Además, los propios estatutos del Instituto Mexicano de Contadores Públicos contemplan, como parte de sus objetivos, la representación de todo el gremio contable y la promoción de normas relativas al desarrollo profesional.
Los Contadores también podemos participar mediante las cámaras empresariales, donde el punto de vista y bagaje profesional será siempre valioso y, sin duda, servirá para enriquecer cualquier proyecto a empujar. Busquemos la forma de pertenecer a uno de estos organismos, al nivel que sea, para darle representatividad a nuestra Federada.
Hoy en día, además de otros modos, se abre una valiosa oportunidad de transmitir las competencias y habilidades con la creación del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, donde se está convencido que en cada entidad debe aparecer al menos un Contador Público como pieza clave en los diferentes comités de participación y vigilancia, siempre con la verdad, la integridad, la responsabilidad y el compromiso que marca la naturaleza de nuestro Instituto como valores que rigen nuestra actuación. Estamos más que comprometidos en formar parte en este novedoso proyecto o, en su defecto, ser totalmente responsables y éticos cuando nos toque fungir como revisores de una entidad gubernamental. No se concibe el correcto desempeño y logro de objetivos del Sistema Nacional Anticorrupción sin la inestimable participación del gremio contable.
Virtudes y posibles conflictos
A simple vista puede parecer muy atractivo participar en las futuras decisiones del gobierno y señalar también los puntos que como ciudadanos se creen incorrectos, sin embargo, debe entenderse primeramente la gran responsabilidad que esto conlleva, y el esfuerzo que se tiene que dedicar cuando se tome esa decisión, teniendo como principio fundamental que lo que se busca siempre será el bien común y no dejarse influir por intereses propios. Igualmente, se debe liberar de toda clase de resentimientos contra el mismo gobierno o terceros, ya que este afectaría muy fácilmente la imparcialidad y la participación perdería sentido. Se debe participar con propuestas y alternativas de solución y expresar reclamos solo cuando sea absolutamente necesario y estén fundamentados.
Por otra parte, si se imagina el escenario desde la perspectiva de las instituciones y gobiernos que ofrecen estas alternativas de influir, como efecto contarán con una responsabilidad compartida que atenúa naturalmente las consecuencias en la toma de decisiones, lograrán el compromiso de los ciudadanos para el cumplimiento de lo adoptado, así como también elevarán la calidad de las decisiones tan solo por la diversidad de puntos de vista y elementos de análisis. Pero todo esto tiene un costo, de entrada, económico y de tiempo a invertir por el proceso más largo y complejo en la toma de cada decisión; además, forzosamente habrá que ceder capacidad de decisión al no ser un proceso unilateral, y el riesgo siempre en determinado momento de asumir decisiones discrepantes con políticas y criterios del ente.
Considerando todo esto, la identificación de los posibles efectos positivos o negativos en cada caso en particular será fundamental para minimizar los inconvenientes y potencializar lo positivo, y dependerá en gran medida del tipo de participación que se adopte en cada caso. Primordial será la correcta transmisión de confianza al participante, proporcionarle suficiente información e indicar perfectamente los canales adecuados y la forma de hacer llegar sus planteamientos.
El papel de las redes sociales
Es innegable la relevancia que las nuevas formas de comunicación y la inmediatez con que se puede hacer llegar información a cualquier parte del mundo tienen en la participación ciudadana. Incluso, es atrevido decir que participamos desde que interactuamos en las redes sociales y nos convertimos en punto de atención por apoyar o no determinada causa lanzada por otros ciudadanos. Hay que ser muy cuidadosos con la manera de expresarse en estos medios cuando se haga alguna referencia que pueda ser influyente de otros miembros de la sociedad, además de ser extremadamente selectivos en los tópicos publicados por otros y que pretendamos apoyar o compartir a nuestros contactos (amigos, seguidores, miembros); también hay que confirmar siempre la veracidad de las publicaciones antes de tomar alguna acción, porque la información incorrecta impera en las redes sociales.
Con esto en mente, se puede tomar como referencia este tipo de información solo cuando se tenga la seguridad de que lo planteado es veraz y realmente derivará en un fin propositivo para evitar infectar la participación con elementos estériles.
La mejor forma de participar
Después de tomar en cuenta lo anterior, hay que tener muy claro que la principal y más efectiva de las participaciones será la que día a día se está llevando a cabo, con el actuar como ciudadanos dentro de la sociedad, al estar vigentes económicamente en cualquiera que sea la actividad, al emitir juicios y opiniones en asuntos políticos de nuestra localidad, al demostrar con nuestra conducta el civismo que se requiere para convivir respetando los derechos de los demás, transmitiendo este comportamiento a todo el entorno y, sobre todo, con nuestro ejemplo, a quienes más debe interesar que lo adquieran, los hijos; porque serán ellos los futuros ciudadanos, actores políticos y/o líderes de opinión que, si van formados con los valores que se requieren desde hoy, no tendrán mayor problema en poder conducirse de manera íntegra y responsable en todo lo que les corresponda influir. Quizá un verdadero cambio estructural a largo plazo es la solución, y esta la tenemos al alcance de nuestra mano.
Ya no basta con ejercer el derecho al voto y cumplir con el pago de impuestos para considerarse ciudadanos. La situación mundial exige que todos se involucren en la toma de decisiones para salir adelante y buscar el bien común, siempre con la integridad y responsabilidad que se demanda, con la adecuada cuota de información antes de emitir cualquier juicio para evitar caer en elucubraciones, y considerando los puntos de vista de los demás para no encuadrar la opinión únicamente en un campo de acción o intereses personales.
Cabe reflexionar sobre una parábola originaria de la India, donde le piden a un grupo de hombres ciegos que determinen cómo es un elefante palpando cada uno diferentes partes del animal, el resultado obviamente fue que, aunque todos describieron una versión muy diferente, todos tenían razón, solo que cada uno tuvo acceso a una parte de la realidad. Reconocer que se está limitado en la visión individual permitirá observar alrededor y actuar de modo más eficiente.
En conclusión, colegas Contadores, existen dos opciones: participar en el juego o decidir ser espectadores desde la tribuna.