La globalización ha traído consigo riesgos a las instituciones como lo son el lavado de dinero y la posibilidad de financiar al terrorismo. Si bien han sido notorios los esfuerzos conjuntos de organismos reguladores y el sector privado, estos se perciben insuficientes ante la diversidad y evolución de los métodos utilizados por las redes globales de delincuencia para ocultar el origen de los recursos. Ante esta situación, cualquier entidad financiera o no financiera corre el riesgo (en el menor de los casos) de convertirse en encubridor involuntario de operaciones de lavado de dinero, por lo que esta situación se torna peligrosa y nos concierne a todos.
La International Federation of Accountants (IFAC) define al lavado de dinero como:
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