Históricamente los seres humanos nos hemos definido a partir de la razón, somos un animal racional, según Aristóteles. Las emociones, sentimientos e instintos son vistos como un vestigio de salvajismo, son aquella parte que aún compartimos con los animales y que hay que evitar a toda costa. Así que una persona civilizada debe, con el uso de la razón, controlar sus emociones. Con esta visión no sorprende que el subconsciente freudiano sea considerado como uno de los tres grandes cismas de la historia de occidente junto con la revolución copernicanas y la evolución darwiniana. Freud destruye los cimientos de nuestra esencia como seres racionales, pero eso no quiere decir necesariamente que los seres humanos no seamos racionales y que nuestras decisiones sean controladas en su totalidad por nuestros instintos.
El debate entre lo racional y lo irracional, que comienza en psicología y filosofía, se traslada a la economía y las finanzas. Pocas palabras resultan tan controversiales en la investigación económica y financiera actual como “racional”. El estudio de las finanzas clásicas basa sus modelos en dos supuestos: maximización y racionalidad. Toda área de estudio, y las finanzas no son la excepción, desarrolla modelos que intentan explicar y predecir algún fenómeno de la realidad. Las leyes de Newton son un excelente ejemplo de estos modelos, con ellos intentamos explicar el movimiento y hacer predicciones sobre objetos en movimiento. Pero cualquier modelo que desarrollamos es una simplificación de la realidad que no consideran todas las variables que influyen en el fenómeno que estudiamos; la fricción es un ejemplo de variables no consideradas en los modelos newtonianos. Las finanzas clásicas tienen su propia fricción, como dijimos antes estas son la racionalidad y la maximización; todos los modelos financieros asumen que las personas, al momento de tomar decisiones, son racionales y que tratan de maximizar su beneficio. ¿Pero que entienden los economistas y financieros clásicos por una toma de decisiones racional? Para un economista una persona racional es aquella que cuando va a tomar una decisión reúne toda la información disponible sobre esa decisión, tiene la capacidad de analizar toda esa información y, finalmente, cumple con ciertas reglas lógicas. Una persona racional, según los supuestos de la economía clásica, no tiene problemas con su fuerza de voluntad; si decide dejar de fumar deja de fumar y …
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