Durante los últimos años la profesión contable de nuestro país ha venido siendo objeto de descalificaciones por parte de terceros y de los propios orientadores vocacionales. La afirmación de que es obsoleta y tiende a desaparecer tan solo refleja un parco conocimiento de la profesión relativo al sujeto que lo expresa. Considerar que la Contaduría Pública es, y solo es, determinar impuestos a los ingresos resulta ser un juicio a la ligera. El campo de acción de la Contaduría ha sido tan amplio durante la historia de la humanidad; desde las primeras civilizaciones, cuando los grupos comercializaban sus artículos mediante el trueque, ya existía la necesidad del hombre de confianza para administrar los recursos. Hoy en día, tan solo el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), fundado en 1923, coordina a 60 Colegios Federados y sus delegaciones. Dividido en cinco grandes regiones en la nación mexicana, es la profesión que integra a más de 22,000 asociados observantes de las Normas Reglamentarias y del Código de Ética Profesional. Organizados en comisiones de trabajo, acatan los controles internacionales de la Certificación General y los de la Certificación por Disciplinas. Un Contador Público colegiado al IMCP es garantía de ética, compromiso y diligencia profesional. Punto y seguido.
Ya a fines del siglo pasado los promotores de la “sociedad del conocimiento”, liderados por Drucker, afirmaban que ninguno de los factores de la economía –refiriéndose expresamente a la mano de obra, el suelo y el capital–, tendrían mayor influencia en el desarrollo de las naciones como el propio conocimiento adquirido. Ya entonces se hacía énfasis en tres características muy actuales de nuestra actividad profesional: la eliminación de las barreras, la fluidez y la igualdad de oportunidades. La digitalización de los datos y la constante mejora de los sistemas de comunicación, que caracteriza a la industria 4.0, han venido a permitir la asesoría de negocios a distancia; en consecuencia, se torna importante observar las políticas de cumplimiento ético-normativo del compliance en las operaciones de los negocios internacionales. Pero es menester no confundir el conocimiento con la información; esta última es un cúmulo de datos que deberán ser estructurados y organizados con el apoyo de un software de Planificación de Recursos Empresariales (ERP, por sus siglas en inglés). El análisis y su estudio permanente ofrecerán comprensión de los hábitos del mercado en el que se incursiona y conocimiento del ambiente profesional.
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