Introducción: México y la globalización.
El 18 de mayo de 1994 México se convirtió en el miembro número 25 de la OCDE mediante el “Decreto de promulgación de la Declaración del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos sobre la aceptación de sus obligaciones como miembro de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos”, publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 5 de julio del mismo año. Este suceso, junto con la entrada en vigor del otrora Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá el 1 de enero –también de 1994–, abrió al país al fenómeno ya maduro de la globalización.
Bajo el lema principal de este organismo internacional, “Mejores políticas para una vida mejor”, se han llevado a cabo varias iniciativas con el fin de aumentar la eficiencia en recaudación de los países miembros, entre las cuales conviene puntualizar dos: el Modelo de Convenio de la OCDE y el combate a la Erosión de la Base Impositiva y Traslado de Beneficios (BEPS, por sus siglas en inglés).1 En adición a estos esfuerzos, se firmó recientemente un acuerdo mediante el cual las empresas multinacionales (MNE)2 estarán sujetas a un impuesto mínimo mundial de 15% a partir de 2023.
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