Desastre o transformación empresarial
Dicen que “lo que no te mata te hace más fuerte”; esta frase del filósofo alemán Friedrich Nietzsche me parece la mejor manera de empezar este artículo, en estos tiempos tan complicados para las empresas, las personas y las economías, con una pandemia como la del COVID-19, mejor conocida como Coronavirus, y después de la cual el mundo no será el mismo al regresar de nuestra cuarentena, para algunos obligatoria, para otros simplemente cuarentena responsable y también para los que tristemente no les importó y no la hicieron; el hecho es que este evento nos obliga a cuestionarnos dos cosas ante situaciones extremas o crisis graves que se nos presentan en la vida:
- ¿Realmente nos preparamos para enfrentar crisis en nuestras vidas?
- ¿Estamos dispuestos a sacar lo mejor de nosotros o el oportunismo y la desesperación será lo que se imponga?
No es un tema sencillo y tiene demasiadas aristas, aunque dicen que cada quien habla como le fue en la feria, no podemos simplemente sobrellevarlo y ver qué sale, al contrario, debemos tomar una posición más profesional para enfrentar el futuro, aunque incierto, ante el cual podamos estar mejor o peor preparados; ya que dependiendo de cómo reaccionemos y lo que hagamos antes, durante y después de la crisis, definirá qué tipo de personas y organizaciones somos, y también qué tipo de sociedad estamos dispuestos a tener. Algunos dirían, coloquialmente, sacaremos la casta o el cobre, ahí se lo dejo a su consideración.
Algo que he escuchado en varias ocasiones es que estadísticamente, según actuarios y estudios de aseguradoras, una persona u organización a lo largo de su existencia, necesariamente vivirá al menos de dos a tres crisis, aunque no he logrado conseguir ningún soporte de esos comentarios; sin embargo, es un hecho ante el cual se debe estar preparado para enfrentar las crisis graves en la vida, si será una, dos, tres o más, lo podemos discutir, pero es indudable que las viviremos.
Ya sea una crisis de salud en la familia que puede quitarnos a un ser querido y además llevarse todo nuestro patrimonio, la pérdida de un empleo donde trabajamos por años y de la cual no logremos recuperarnos, vivien-do depresiones y severos daños patrimoniales, un cambio drástico en las finanzas o mercado donde nuestra empresa quiebre o no pueda recuperarse, etcétera.
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