El sustantivo gestión proveniente del verbo gérer (galo). En un sentido amplio, se equipara a administrar e, intrínsecamente, tiene el propósito de dar direccionamiento al actuar. En este sentido, se plantea la gestión de las actitudes.
Es pertinente retomar el acto de gestión en la acepción de intencionalidad al hacer algo con un fin, conducido por el querer y perseguir un direccionamiento reflexionado. Es decir, hay un acto de voluntad, que implica un propósito consciente de logro hacia un objetivo y meta planteados.
En otro plano, se observan las actitudes como una expresión exteriorizada de las ideas, emociones y acciones, mediante una conducta expresada por comportamientos que se conectan con quienes se interactúa, en un ambiente real ajeno a algún control, en donde se demuestran las habilidades de manejo en la interacción con terceros.
Pensar en la gestión de las actitudes implica la toma de conciencia de que se es dueño y responsable de éstas; que son el reflejo de aspectos fundamentales como el respeto a sí mismo y a terceros, cuya proceso evolutivo de afinamiento implica, a su vez, una actitud de disposición hacia el aprendizaje de nuevos modelos mentales y, por lo tanto, el cambio de paradigmas en la búsqueda de una mejora.
Para gestionar las actitudes hay un punto esencial de partida, lo cual significa una disposición de hacer frente a la realidad como es, con enfoques positivos y no negativos. Éstos se verán reflejados en el comportamiento individual e indirectamente por interacción en el comportamiento colectivo, mediante un fenómeno de influencia en la generación de mejores ambientes.
En los tiempos actuales, es fundamental reflexionar acerca de:
ˢˢ Tomar, con un enfoque positivo, el mando de la gestión de nuestras actitudes, como un mecanismo invaluable para encontrar las oportunidades en la problemática de los ambientes de hoy.
ˢˢ Extraer los aprendizajes positivos de las experiencias no favorables.
ˢˢ Entender efectivamente nuestros alcances y limitaciones para extraer la ventaja de los mismos.
ˢˢ Ser firmes y positivos en la adversidad.
ˢˢ Ejercer un autocontrol sobre las actitudes negativas que a veces suelen presentarse.
ˢˢ Conservar enfoques de optimismo no sólo en los buenos tiempos.
Es decir, debemos ser nosotros mismos, con disposición consciente a mejorar, por medio de la gestión continua y cotidiana de nuestras actitudes.
C.P.C. y C.I.A. Beatriz Castelán García
Presidenta de la Comisión de Revista del IMCP
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