C.P., P.C.FI y M.D.F. Ana Beatriz de Jesús Vargas Loaiza/Presidenta del Consejo Directivo 2014-2015Colegio de Contadores Públicos de Durango, A.C.orgullosamentecontadores@gmail.com
Valor compartido es crear valor económico a partir de la generación de beneficios sociales
—Michael Porter. ExpoManagement 2011
En esta última década, la actividad empresarial ha sido vista como una de las principales causas de los problemas económicos, sociales y, principalmente, los ambientales. Algunas personas observan cómo la búsqueda de la productividad va en detrimento de la vida familiar con la afectación del tejido social de nuestro país. Periodistas, sociólogos y hasta políticos han manifestado que la permanencia de los trabajadores en las empresas, con el objeto de producir más, ha afectado la calidad de la vida que se ve reflejada en la violencia que impera en algunos lugares de México
Ninguna empresa que pretenda ser exitosa puede encontrarse en una entidad que no lo es. “Una empresa necesita una comunidad exitosa, no solo para crear demanda por sus productos, sino también para brindar activos públicos cruciales y un entorno que apoye al negocio. Una comunidad necesita empresas exitosas que ofrezcan empleos y oportunidades de creación de riqueza para sus ciudadanos.” (Porter & Kramer, 2011). Las empresas forman parte de la sociedad, y si desean ser mejores deben considerar su entorno; jamás olvidemos que las empresas pueden crear prosperidad, ya que transforman y mantienen un flujo económico dentro del país. No existe mejor estrategia de negocio que aquella que haga una combinación del desarrollo empresarial con la prosperidad social.
Entenderemos por “valor compartido” el conjunto de prácticas empresariales que incrementan la productividad de nuestro negocio al mismo tiempo que mejora las condiciones sociales, ambientales y económicas de la ciudad en la que opera.
Sin embargo, ¿el término “valor compartido” va en contra del concepto de sustentabilidad y de responsabilidad social que empleamos hasta hoy?, la respuesta es no, ya que es un avance en las prácticas administrativas empresariales que debemos implementar. De esta manera, la empresa obtiene mayor utilidad y apoyará la solución de diferentes problemas de carácter social y ambiental.
La empresa no actúa de manera aislada, pues debe existir una coordinación con el gobierno para combatir, de manera conjunta la pobreza y las grandes diferencias que existen entre las ciudades y los estados que conforman nuestro país. No olvidemos que la creación de la riqueza solo puede hacerse por medio del sector empresarial; en consecuencia, debemos apoyarlas desde su creación, no intentando que sea la única opción que tenga el gobierno para abastecer sus arcas. Nuestras empresas deben ser competitivas, antes que nada en su propia comunidad; posteriormente, pasar las fronteras, pero dándoles las mismas condiciones que tendrán en el mercado al cual se enfrentarán. El apoyo de la economía interna debe iniciar ya, y las empresas deben fortalecerse en el ámbito administrativo desde el punto de vista del valor compartido.
Es importante conocer esta estrategia para que las empresas grandes apoyen la creación de pequeñas empresas que le apoyen en su producción, con lo cual disminuirían costos y apoyarían el crecimiento de cada ciudad. Las empresas deben dar una oportunidad al joven emprendedor, señalarle los productos que le son necesarios para que los realice y sea su proveedor. Esa visión es muy necesaria en México.
Ante esto requerimos que la legislación de mexicana apoye la transformación de nuestras empresas para que la comunidad reciba de manera directa los beneficios. Con la actual legislación se apoya en un porcentaje menor la transformación al respeto del medio ambiente; sin embargo, por no fortalecer al sector empresarial y nuestra economía interna, aún nos encontramos por debajo en lo que se refiere a la competitividad que ofrecemos. Debemos alcanzar la riqueza en todos los ámbitos, lo cual generará que nuestros productos y servicios sean buscados, adquiridos y usados. Los estados deben facilitar la creación de nuevas empresas, apoyar a los jóvenes emprendedores para que se genere la industria de producción y transformación que se requiere en el país.
El sector financiero debe quitar tanta “traba” que existe para facilitar préstamos a los jóvenes empresarios; nuestros programas económicos deben encaminarse a la realidad de cada ciudad. Busquemos el valor compartido diariamente, apliquémoslo en el crecimiento económico y social, así como con gran impacto de respeto a nuestro medio ambiente.
Busquemos crear valor económico mientras transformamos y, al mismo tiempo, valor social y ambiental. ¿Cómo podemos lograr esto? Iniciemos con el producto o servicio, desarrollemos estos para satisfacer una necesidad social. Si observamos bien, tenemos un nicho de oportunidades para lograrlo, podemos abrir nuevos mercados, y existe un campo virgen para realizarlo; aquí hay un área de oportunidades para profesionistas, creadores y productores; asimismo, debemos recordar que tenemos una empresa que busca hacer negocio. Continuemos redefiniendo la cadena valor en nuestra producción, busquemos medios alternos para que el medio ambiente se conserve, respetando desde el árbol hasta al animal que en él habita. Hagamos uso de medios logísticos para aprovechar la energía que se nos da de manera natural.
Por último, busquemos hacer negocios con los locales (clusters), hacer que todos trabajemos en la misma dirección; que ellos sean mis proveedores, es un “ganar-ganar” y apoyar a la misma comunidad.
El valor compartido es la oportunidad de crecimiento y de innovación más grande de la economía global, y debe incluirse en la formación de los próximos gerentes y directores que se encontrarán frente a nuestras organizaciones; esta misma mentalidad debemos inyectarla en quienes se encuentren en el quehacer político de nuestro país, para la elaboración de leyes, proyectos y programas que estimulen la inversión y el crecimiento con un valor compartido. Está en los Contadores iniciar con el proceso.