El tráfico de migrantes, considerado un delito creciente que deja ganancias anuales de cerca de 7 mil millones de dólares, representa un negocio atractivo para los grupos delincuenciales y el reto de las autoridades para impedir que “el dinero sucio” se filtre al sistema financiero y que las empresas se obliguen a implementar sistemas de prevención de lavado de dinero.