Por C.P. Marco Antonio Mallén Morales
Coach Directivo
Consultor certificado
Director de programas y expositor en ICAMI
tonymallen10@gmail.com
Sustentada en la filosofía de desarrollo desde las bases de John Hatch, fundador de la metodología de banca comunal, en la práctica, esta se ha desarrollado desde 1984 basada en un método innovador y de influencia positiva consistente en créditos pequeños, ahorros y servicios financieros diferenciados para apoyar a los sectores marginados en género, economía y desarrollo social a nivel global en forma trascendente
Tal es el impacto positivo de la metodología que ha motivado su réplica por cientos de entidades no gubernamentales con programas de microcrédito en múltiples países de diferentes continentes, probando su efectividad en el desarrollo sostenible y servicio a los más pobres. Múltiples entidades comprometidas con ello han demostrado que esta metodología da resultados y que las personas marginadas y de menores recursos cumplen y merecen ser apoyados por programas que les den atención, servicio, credibilidad y oportunidades de desarrollo sustentable.
Por lo anterior, la misión social de las entidades exitosas que fomentan la banca comunal es la preocupación y el compromiso de apoyar el desarrollo de los sectores pobres y marginados, entendiendo y enfocando el desarrollo de las mujeres, identificándolas como garantes incondicionales del bienestar de los niños y la familia, de tal forma que gran parte de las entidades que la aplican coadyuvan con ellas integrándolas dignamente con su aporte a la superación de problemas de desnutrición, salud, educación y desintegración familiar y social; implícitamente a nivel macroeconómico también contribuyen a la estabilidad social, lo cual legitima la filosofía de invertir en el desarrollo de los sectores más pobres, marginados y desfavorecidos.
Modelo de negocio
Los modelos de negocio que privilegian la aplicación de la metodología de banca comunal permiten la inclusión financiera por medio de las diferentes estructuras de las organizaciones al servicio de sus usuarios, intermediando préstamos, ahorros, seguros u otros servicios de acuerdo con las capacidades de innovación e infraestructura de las entidades, en línea con las necesidades locales de su contexto.
Así se incentiva una intermediación social caracterizada por la educación financiera inherente al apoyo de los grupos que conforman los programas de préstamos de banca comunal, promoviendo el pensamiento y desarrollo empresarial de sus participantes y generando impacto positivo en lo social, mediante el aprovechamiento de los diferentes servicios e infraestructuras microfinancieras para apoyar el desarrollo económico, la salud, la nutrición, la educación financiera, la integración y colaboración comunitaria.
Al apreciar sujetos de crédito que generalmente no cuentan con disponibilidad a los recursos de la banca comercial, el modelo de banca comunal permite abatir la pobreza, apoyando actividades productivas en contextos de educación financiera que promueve el desarrollo de sus negocios, así como la sustentabilidad de los mismos y de sus proyectos de vida con base en el empoderamiento de su toma de decisiones.
Con esta intención, los socios de entidades que desarrollan la metodología son líderes inversores socialmente responsables que comparten la misión de aliviar la pobreza, promoviendo el espíritu emprendedor y solidario, para generar impactos positivos que generen opciones de vida reales con servicios financieros sustentables.
Sobre este tipo de inversores es relevante reflexionar, pues tan solo el mayor entendimiento práctico de las bondades metodológicas les permitirán apreciar claramente las potencialidades subyacentes y capitalizar las múltiples oportunidades, canalizando recursos con mayor legitimidad y efectividad por medio de su visión y enfoque, generando retornos con alto nivel de reciprocidad en todos sentidos y para todas las partes.
Lo anterior implica una generación de valor diferenciada y un cambio en los valores corporativos que han priorizado la rentabilidad a costa de la dignidad humana; por ello, es importante observar la amplia gama de beneficios que ha generado el buen ejercicio de la metodología, que ha permitido generar retornos de mercado competitivos y crecimientos sustentables en contextos de dignidad y responsabilidad.
Para lograrlo es necesario un amplio conocimiento del cliente y profunda sensibilidad de sus necesidades y expectativas, toda vez que el mercado en que se desarrolla la banca comunal no busca consumibles, sino satisfacer sus necesidades legítimas básicas e inmediatas y realizar sus expectativas presentes y futuras de crecimiento y desarrollo personal. Toda adversidad y reto motiva, desarrolla nuevas capacidades y genera oportunidades, y aquí es donde vale comprender no solo las virtudes de la metodología, sino valorar los éxitos recíprocos cualitativos y cuantitativos que generan quienes la ejercen a cabalidad.
En virtud de lo anterior, los inversores tienen la gran oportunidad de enfocarse en retornos que realmente capitalizan e impactan positivamente, mejorando la calidad de vida de las personas de manera sustentable.
Retos de las entidades microfinancieras
Lograr el éxito en el contexto del modelo de negocio de la metodología de banca comunal no es fácil, requiere valor, actitud y voluntad, diferenciarse con humildad en la forma de generar valor agregado interno y externo, mente abierta, disposición al cambio y sobre todo espíritu de servicio.
Esto es esencial para responder a la confianza que depositan los clientes que luchan día a día por opciones dignas de crecimiento y desarrollo, porque este mercado se conforma de personas que desean llevar estabilidad y felicidad a su vida familiar, y lo que subyace en la metodología es precisamente la oportunidad de acompañar su logro y realizarse ambos en el hacer conjunto, estas son las razones y objetivos que sustentan los motivos superiores y la trascendencia inherente al ejercicio de la metodología de banca comunal.
Sin embargo, entre el decir e implementar hay brechas, existen adversidades que bien valen y merecen retarse y superarse, porque al hacerlo enriquecen; no se trata solo de estrategia, sino de darle viabilidad amalgamando los elementos y bases para sustentarla.
Es necesario dar una base operativa sólida y confiable, priorizar la sensibilidad respecto de las necesidades del cliente, empoderarlo, apoyando sus libertades decisorias e independencia para crear valor, generar una experiencia de lealtad y pertenencia entre empresa y ser humano, bajo una cultura enriquecedora para ambos, desarrollar actitudes positivas y formadoras, promover la creatividad e innovación por medio del desarrollo de los colaboradores, sin inhibir su integración y participación como clave para generar y capitalizar conocimiento desde los promotores hasta la alta dirección, en contextos reales de apertura, concordia y trabajo en equipo, para el ejercicio libre y responsable de sus funciones en pro de la visión institucional.
Aquí importa no solo lograr, sino la forma de hacerlo, que es lo que realmente genera sustentabilidad al capitalizar talento.
Aumentar la flexibilidad estratégica y crear valor agregado, generando respuestas en tiempo real, conlleva conocimiento, experiencia, confianza y fluidez en la comunicación, dinamizando la sinergia y efectividad en la toma de decisiones de las microfinancieras.
Las entidades que operan la metodología, en su gestión deberán ser objetivas y capaces, estratégica, operativa y comercialmente, con visión de futuro y carácter innovador, generar estandarizaciones operativas confiables, implementar esquemas proactivos de disminución de riesgo, medición y control, atender al mercado con apertura de mente y flexibilidad dinamizando su productividad, competitividad y su capacidad de generar margen de maniobra financiero interno y externo en condiciones favorables, abatiendo la mora, deserción y castigos, ampliando la cuota de mercado, potenciando el liderazgo y su crecimiento sustentable.
Es esencial la orientación al cliente, la investigación de mercado, la formación y retención del conocimiento bajo estructuras organizacionales congruentes, siempre con enfoque de identificación y desarrollo digno e independiente de los sectores pobres y marginados, con una poderosa visión de sustentabilidad y espíritu de servicio.
Como vemos el contexto de la metodología de banca comunal ofrece retos y adversidades enriquecedoras, así como una amplia gama de oportunidades y opciones legítimas, sustentables y trascendentes que pueden capitalizarse para cohesionar desarrollos conjuntos.