MBA Rocío Aguirre Álvarez
Consultora Asociada y representante en México de Hugo Levy y Asociados
rocio.aguirre@hugolevy.com
Usted ha oído muchas veces y de distintas fuentes que “escuchar” es un arte, una verdad que todos “sabemos”, pero la velocidad que imprime la vida contemporánea, más de una vez la hemos practicado sin comprender su alcance. ¿No se ha preguntado por qué tantos pensadores se refieren a la “escucha” como un “regalo”? Y no solo eso ¿un “regalo” que reciben ambas personas involucradas en la conversación? El ser humano está ansioso por hablar de sí mismo y ser comprendido, esa es la verdadera razón del diálogo: que nos comprendan. La certeza de ser escuchado por otro mientras hablamos de algo que consideramos relevante, nos hace sentir importantes y valiosos y disminuir nuestros niveles de tensión y ansiedad
Pensemos en la última vez que estuvimos en una charla de café con algún amigo o en alguna reunión de trabajo con nuestros colegas ¿sabemos cuánto tiempo fuimos capaces de prestar atención antes que las palabras del otro activaran nuestros propios pensamientos y asociaciones? ¿Podemos identificar cuántas veces soportamos la tentación de mirar nuestro dispositivo móvil para comprobar qué hemos recibido en nuestros correos? Uno de los más grandes desafíos para escuchar; sin embargo, se produce sin necesidad de ningún artefacto o estímulo externo, sino con el propio “ruido” interior. A todos nos ha sucedido que mientras escuchamos a otra persona empezamos a elaborar hipótesis, conjeturas, preguntas y juicios de lo que quiso decir, necesita y/o me va a pedir, o bien a mantener una conversación paralela con nosotros mismos sobre cualquier otro tema que nos preocupe.
Prestar atención es “estar presente para el otro” y la mejor manera de prestar atención es escuchar, por eso escuchar es un “regalo” que hacemos al otro, y sin darnos cuenta, también nos lo hacemos a nosotros mismos, por el privilegio de aprender de la experiencia de los demás.
Ser escuchados nos reconforta a tal punto que las personas necesitamos escuchar lo que nosotros mismos estamos pensando como ejercicio de autorreflexión sobre nuestros pensamientos y así identificar si son ciertos y si reflejan lo que de verdad creemos o si esos pensamientos ya no son actuales. Escuchar nuestra propia voz mientras alguien más nos escucha o incluso refleja nuestras palabras, es infinitamente útil para el autoconocimiento y la renovación de nuestras creencias.
La necesidad de ser escuchado con intención presente y de forma activa es una de las razones principales por las cuales las personas están dispuestas a invertir en un proceso de coaching así como en los diversos tipos de terapia de ayuda. Sin embargo, saber escuchar no debería ser una prerrogativa única de las relaciones de ayuda (coaches, psicólogos, terapeutas, etcétera). Escuchar es una herramienta útil e indispensable para el establecimiento de las relaciones de cualquier naturaleza. ¿Eres vendedor? o ¿Padre/madre de familia? ¿Profesor? ¿Líder de un equipo de trabajo? ¿Amigo? En cualquiera de los supuestos anteriores, el arte de escuchar presenta ventajas para quien lo ejerce, tales como:
- Aprender del otro.
- Establecer confianza mutua.
- Promover la autoconfianza y aprendizaje.
- Obtener información evitando la necesidad de adivinar o hacer supuestos y su margen de error asociado.
- Reducir las tensiones.
- Incrementar las habilidades de liderazgo.
El liderazgo empresarial, familiar, social y político tiene que ver con la verdadera posibilidad de escuchar y entender al otro. “El líder escucha primero y habla al final”, dijo Roberto Mouray.
¿Está usted interesado en fortalecer y desarrollar sus habilidades de escucha? Desarrollar habilidades de escucha activa requiere de disciplina y práctica. Pregúntese lo siguiente: cuando estoy en una conversación ¿puedo hacer a un lado las distracciones externas? ¿Puedo hacer a un lado los pensamientos acerca de mí mismo? ¿Puedo abstenerme de interrumpir?, ¿Estoy consciente de mi lenguaje corporal y expresiones faciales que demuestren interés? Para focalizar su área de desarrollo, compartiremos cuáles son los niveles de escucha posibles.
Nivel cuatro: escucha empática
Es el nivel de escucha más alto. En este nivel usted está “en sintonía” con el otro. Su atención está completamente dedicada al otro y su concentración le permite absorber lo que la otra persona le está diciendo verbal y físicamente. Mantenerse en este nivel todo el tiempo requiere de mucha energía que no siempre es viable sostenerlo, es importante aceptar que habrá distracciones, pero más importante aún desarrollar la capacidad de regresar a este nivel cada vez que sea necesario.
Nivel tres: escuchar activamente
Este nivel de atención varía de total a parcial. Es un nivel de escucha donde hay momentos en que usted puede encontrarse más concentrado en identificar cuál es la pregunta correcta que en lo que el otro quiere decirle.
Nivel dos: escuchar
Este nivel varía de parcial a bajo. Es un nivel donde se escucha al otro de forma alternada mientras divide su atención en otros temas, por ejemplo: su teléfono móvil, su laptop o bien alguna escena del contexto que le resulta distractora.
Nivel uno: oír
Es el nivel más bajo donde la concentración resulta pobre o ausente y lo que sucede se refiere estrictamente a la mecánica de su oído.
A estas alturas, probablemente usted esté haciendo un auto-diagnóstico de cuál es su propia habilidad de escuchar, e idealmente estará formulando el deseo de mejorarlo, independientemente de su actividad profesional.
Jim Dugger, en su libro Escucha eficaz: la clave de la comunicación, propone cinco pasos para mejorar la escucha activa:
- Escuchar el contenido. Escuchar lo que el que habla está diciendo en términos de hechos e ideas.
- Escuchar la intención. Escuchar el significado emocional del hablante y lo que está diciendo. Utilice su intuición para “escuchar” los mensajes implícitos.
- Valorar la comunicación no verbal del hablante. Leer e interpretar lo que está diciendo con su lenguaje corporal y otros signos no verbales.
- Controlar su comunicación no verbal, la de usted y los filtros emocionales. Ser consciente de los mensajes que está usted enviando con su comunicación no verbal. Ser consciente de los filtros emocionales que afectan su comprensión.
- Escuchar al hablante sin hacer juicios y de forma comprensiva. Intente ponerse en el lugar del hablante y comprender lo que está provocando sus sentimientos. No hacer juicios.
Estos son solo algunos de los muchos tips que podrá encontrar en diversas bibliografías; sin embargo, lo más importante para generar esa habilidad que está dentro de usted es descubrir la verdadera intención de conectarse con los demás.
Con base en lo anterior, podemos concluir que “saber escuchar” requiere involucrarnos “más allá de nuestros oídos”. Requiere nuestra intención generosa de estar con presencia física, intelectual y emocional, expresada por medio de nuestros silencios, nuestra expresión corporal, nuestras preguntas y la auténtica intención siempre presente de comprender de lo que la otra persona intenta compartir.
Saber escuchar es un regalo que todos merecemos dar y recibir y el hecho de que usted esté comprometido con hacerlo cada vez más y mejor es, sin duda, un gran aporte para el mundo que lo rodea.
Bibliografía
Cozolino, L., Cómo ser un terapeuta, Paidós México, 2004.
Mouray, R., Reflexiones para el líder alquimista, Frases Célebres. Alquimista consulting, Volumen 1, 2011.
Dugger, J., Escucha eficaz: la clave de la comunicación, FC Editorial, 2006.